Me encanta esa forma sutil
de seducirme con un gesto.
Cómo hace que el calor se extienda por mi cuerpo con un roce entre su diente y su labio.
Adoro la forma que tiene de
desnudarme con los ojos Esa forma que tiene de besarme el cuerpo con las manos
Tiemblo, cuando noto como su boca
me penetra poco a poco con cada "te quiero" clavándose más y más dentro de mi.
Exploto en el momento en el que
Su mirada se abraza a la mía Y juntas se dedican a dibujar sombras en la pared de nuestros miedos Haciéndolos visibles pero inofensivos. Y ronroneo, y me estremezco de nuevo
Enloquezco cada noche
al sentir sus brazos en mis sueños
Rodeándome, poseyéndome, alimentándome.
Y convulsiono repetidamente
Vaciando mis pulmones para llenarme de su aroma Y un sudor frio recorre cada duda Y termina muriendo en cada arruga de esperanza que pone edad en mi cara.
Por no mencionar la orgia de pensamientos
que nos dedicamos cada mañana Cuando aún duelen los arañazos Del recuerdo en nuestra espalda.
Y qué decir del sexo...
Mejor, del sexo, ni hablemos. |
jueves, 9 de abril de 2015
Fóllame el alma
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