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Recuerdo esos momentos de caos, no sabía si el caos habitaba en mi cabeza o simplemente el caos era yo... Todo parecía realmente absurdo, complicado y sucio. Y de pronto... llegó el momento.

Al parecer era obvio el tú y yo, todo el mundo lo vio, menos yo, empeñada en negarlo, intentando que la gente no creyera algo que no estaba ocurriendo, y a la única persona a la que conseguí engañar fue a mí misma.

Conseguí encontrar el camino de baldosas amarillas, y conseguí sonreír cada mañana por el simple hecho de existir, y con el tiempo inventé otros mil y un motivos para seguir haciéndolo a lo largo del día.

Lo hiciste, me conquistaste y aquí me tienes, no podría irme a ningún lado, porque no conozco mejor lugar que estar al lado tuyo.

Me encantas, me encanta tu forma de ser, y sobre todo me encanta lo que soy desde que estás conmigo, porque tu me hiciste, porque yo quise ser lo que soy contigo.