Hoy tuve un momento en blanco, sí sí, como te lo cuento, en blanco. Fue solo un instante, en el que perdí noción de todo mi mundo, no sabía ni dónde estaba, ni qué hacía, ni quién era.
Realmente fueron unos pocos segundos, pero el pavor que sentí no sería capaz de describirlo. No voy a negar que durante un instante sintiera felicidad, no existían malos recuerdos ni preocupaciones, pero también pena, pena por no sentir nada.
Sé que no fue casi tiempo, quizás solo un pestañeo, pero para mi fue eterno, pero termino, solo tuve que levantar la mirada y ver tus ojos, y en ellos pude verme a mi.
Sé que no volverá a pasarme, y si pasa no volveré a sentirme tan perdida y asustada, solo tendré que mirarte para verme en tus ojos, y descubrir quién soy.
He de reconocer, que a menudo, cuando algún suceso me supera, busco tus ojos, así encuentro la seguridad y paz que trasmites, o quizás para buscar en ellos esa parte de mi en la que yo no creo, pero que a través de ti, en ciertos momentos, llega a aflorar.
Para saber quién soy, solo he de mirarme en ti, y con algo de suerte, podré ser siempre como tu quieras verme.
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